Algunos aspectos específicos en Adopción Internacional.
Función comunicativa –
función cognitiva.
El lenguaje, entendido como
capacidad simbólica, es una de las capacidades humanas más poderosas y al mismo
tiempo es el atributo que puede manifestarse como más frágil. Por otra parte
está profundamente arraigado en nuestro ser como ninguna otra capacidad
psicológica al vehicular nuestras relaciones con los otros y con el mundo. Para
su existencia y desarrollo depende del entorno social y cultural en el que
estamos inscritos.
A efectos expositivos
podríamos distinguir tres funciones principales del lenguaje:
1. La comunicación.
2. La autorregulación.
3. La operación cognoscitiva
(pensamiento).
Muchos niños procedentes de
la adopción probablemente hayan escuchado y hablado poco en su lengua materna y
tengan un lenguaje limitado, su desconocimiento de la propia lengua puede estar
ligado a la falta de vínculos de comunicación y de intercambios afectivos.
Algunos niños pueden presentar trastornos en la adquisición del lenguaje,
porque el desarrollo del lenguaje está condicionado por la interacción entre el
niño y los demás. Un niño con escasa interacción con figuras adultas estables
va a presentar dificultad en el desarrollo del lenguaje.
Una vez que los niños se han
adaptado a su nueva realidad y se ha consolidado el proceso de apego a su
familia adoptiva se observan grandes progresos en la evolución de la nueva
lengua, un buen indicador de los cambios que producen las interacciones
relacionales que están teniendo con adultos estables.
El lenguaje coloquial que
permite la interacción con los otros suele adquirirse con bastante agilidad
(función comunicativa).
No sucede lo mismo con la comprensión
de conceptos de mayor complejidad. En algunas ocasiones, y aunque los niños
hayan adquirido un elevado nivel de comprensión y expresión en la nueva lengua,
pasado un tiempo pueden presentarse dificultades para:
· Comprender términos abstractos.
· Comprender historias de lecturas más
complejas.
· Seguir instrucciones
multi-secuenciales.
· Comprender preguntas conceptuales o
hipotéticas.
Vemos como el desarrollo de
habilidades lingüísticas más abstractas (función cognitiva) está más
comprometido en los menores adoptados. Puesto que el lenguaje escolar es un
lenguaje más descontextualizado y su comprensión no viene dada por la situación
comunicativa concreta, la comprensión de conceptos en el aula irá por detrás de
lo que podríamos esperar observando sus habilidades comunicativas.
Conservación de la lengua
original.
El tema de la conservación de
la lengua del país de origen en los menores adoptados ha sido un problema no
suficientemente debatido, y se ha resuelto con celeridad sin haber entrado en
algunas consideraciones que pueden matizar la oportunidad de fomentar su aprendizaje y uso.
Por un lado existe un
consenso generalizadode que los niños que inician el aprendizaje de otras
lenguas en edades tempranas tendrán más facilidad para ser bilingües o
plurilingües y que incluso el aprendizaje de varias lenguas en paralelo
beneficia el desarrollo cognitivo y los aprendizajes.
Sin embargo en adopción el
proceso de adquisición de la lengua materna se
interrumpe abruptamente en su aprendizaje y es
sustituido por una segunda lengua. Si una lengua no se utiliza y carece
de valor funcional desaparece. Es por lo que en un niño adoptivo (dentro del
primer año en su nuevo hogar) la lengua materna se extingue rápidamente y la
nueva lengua asume sus funciones.
El idioma de origen, en
muchas ocasiones, no tiene ningún significado funcional o sentido personal
para el niño, mientras que necesitan
el idioma en el que están inmersos
plenamente funcional para su adaptación a la nueva realidad material y relacional. Su anterior idioma, en
la inmensa mayoría de las ocasiones, no será apoyado (hablado) por su nueva
familia, pero esa misma familia le proporcionará el modelo de lengua actual apropiado.
La enseñanza de su lengua de
origen o apoyos para el mantenimiento de
la misma (para sólo una parte del día y
sin el lenguaje de la familia) conducirá
en no pocas ocasiones a una turbación en la comunicación y a generar confusión. En este caso, el esfuerzo por el
mantenimiento de la lengua, sería un gasto de tiempo y recursos así como
impedir el estudio del niño del idioma
del nuevo país en el que están inmersos. El vínculo lingüístico favorece el
apego y el niño que aún no tiene rudimentos de nuevo idioma con el que se comunica con sus padres puede
recibir mensajes contradictorios.
Una frecuente y errónea
comparación a este respecto es la que se hace con niños inmigrantes. Para los niños
de familias inmigrantes, la adquisición de una nueva lengua a menudo está
basada en un modelo “aditivo”, se dará
una relación dinámica entre las primeras
y segundas lenguas, pudiéndose cambiar su predominio, su importancia subjetiva
y su dominio relativo. Cuando la segunda lengua es agregada a las habilidades
del niño sin peligrar sustancialmente su lengua materna llamamos este el modelo
“aditivo” de bilingüismo ya que familias inmigrantes con su lengua materna
totalmente funcional. Este no es el caso de la adopción.
Puede ser una dirección
errónea, la educación y actividades bilingües relacionadas con la lengua de
origen, que se realizan en muchos lugares (dirigidos por una mal entendida
prescripción de conservar la cultura y raíces, o bien por considerar el idioma
inicial del menor como un “valor añadido” del currículo futuro del menor).
Así a la hora de fomentar la
conservación de su lengua es necesario tomar en consideración la edad del niño,
el valor funcional de su lengua, el significado vincular de la misma…etc.
Juan Alonso Casalilla Galán.
Psicólogo.
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