martes, 25 de marzo de 2014

ADOPCIÓN Y ESCUELA: ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS


La incorporación  a la escuela del niño adoptado supone un cambio más a sumarse dentro del “mare mágnum” de cambios  que  implica  la adopción. En  su caso,  el ingreso en la escolaridad  puede poner de repente sobre la mesa, y convertir en problema: la escasa estimulación previa, la falta de  hábitos para adquirir conocimientos reglados, la dificultad para mantener la atención y la adquisición de  un idioma diferente.
De otro lado  encontramos a los profesionales implicados en el trabajo con los niños, los cuales se encuentran con una problemática absolutamente heterogénea, y de la que hasta hace bien poco no tenían noticia, y para la cual el sistema educativo no contempla “protocolo” de actuación,  teniendo limitados recursos para gestionar los conflictos derivados de tan novedosa condición.
Niños, padres y profesionales contemplarán estupefactos y a veces sin interlocutores válidos,  algunos de los efectos que supone la ruptura existencial que implica  la adopción, por lo que no es infrecuente que surjan problemas en diversos aspectos de su integración escolar, tanto en lo que concierne a su rendimiento escolar como en lo que concierne al ámbito relacional y vincular.
De cara a prevenir y abordar  las dificultades que pudieran surgir, es necesario tener en consideración algunos extremos que pueden resultarnos útiles:
·          Que muchos niños  presentan un nivel inicial más bajo en su desarrollo como resultado de sus carencias emocionales y   ausencia de experiencia en aprendizajes reglados de todo tipo, lo que  puede tener repercusiones  importantes  en el aprendizaje.
·         Que la falta de seguridad afectiva, así como la necesidad de hacerse cargo de este nuevo mundo,  demanda al niño prestar atención a muchos frentes, de ahí que la capacidad de atención pueda percibirse come reducida en el ámbito escolar. 
·         Que las vivencias que han experimentado los niños adoptados pueden traer como consecuencia algunas dificultades que afectan no sólo a su capacidad de aprender, comprender el nuevo idioma, y  centrarse en las tareas,  sino  también a manera de relacionarse con adultos e iguales de su entorno.
·         Que los efectos del cambio brutal de vida y las experiencias pasadas pueden llevarnos a diagnósticos erróneos, ya que en ellos se compara al niño recién incorporado con el niño que lleva en la familia  desde su nacimiento
No obstante no debemos perder de vista que la convivencia escolar posibilita a las menores numerosas situaciones para superar problemáticas sufridas y deben ser un ejemplo de lo que realmente debe ser la convivencia social en un marco que va más allá de la familia.
Juan Alonso Casalilla Galán. Psicólogo. Especialista en Adopción.

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