jueves, 27 de marzo de 2014

ADOPTAR: HACER PROPIO LO AJENO


Etimológicamente, adoptar significa hacer propio lo extraño, aquí el significado etimológico  apunta hacia la esencia del proceso.  Hacer hijo por la vía de la adopción a un menor procreado por otros, y que nos ha sido asignado por un sistema de protección, supone hacer propias, de nuestra familia, muchas cosas que hasta la fecha nos eran perfectamente ajenas: su historia, que será la nuestra en muchos sentidos, su origen, sus peculiaridades.
Cuando hablamos del niño ideal que construimos los padres en la espera, hablamos de un niño "propio" pues éste,  con sus defectos y virtudes fue construido del material de nuestros sueños. El niño que llegará es otro.

En este punto es normal que a veces tengamos sentimientos de extrañeza y rechazo ante determinadas reacciones, gestos, conductas, rasgos físicos de nuestros hijos, que son directamente atribuidas a su pasado, a su origen biológico, en definitiva algo ajeno a nosotros.

Aquí debemos detenernos, no apresurarnos, no entenderlo todo demasiado pronto. Por eso debemos insistir en los grupos de formación de padres y en la evaluación de la idoneidad que adoptar va más allá de cuidar, educar y proteger. Para desempeñar estas tareas es suficiente con conocer y comprender las singularidades ajenas sin hacerlas nuestras. Con nuestro hijo deberemos hacerlas necesariamente nuestras. El sentimiento de pertenencia, deberá ser compartido y debe empezar por nosotros, pues nuestro hijo llevará nuestros apellidos y nos representará,  deberá percibir que es “uno de los nuestros”.
Juan Alonso Casalilla Galán. Psicólogo.

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